6 de agosto de 2010

Todos somos igualmente exquisitos por dentro. Hay que abrir Canales de Suez a escoplo, letra y dinamita. Dejar fluir las cosas fuera como el barro, como la sangre, como el agua, como el semen. Fluir hacia donde está ese inmenso océano abstracto e indiferente que somos los demás.

Caveat: Tú que pasas por aquí, gracias por no detenerte más de lo estrictamente necesario.

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