23 de febrero de 2020

¿Hace ya casi un año de todo aquello?

Realmente no tengo nada que contar. A veces temo que este Blog se averíe de no usarlo, como un coche con pocos kilómetros aparcado y polvoriento en la plaza de garaje de alguien que se murió sin familia ni amigos ni nada. Hace casi ya un año de todo aquello y aunque es verdad que todo ha cambiado, todo sigue, en cierta forma, igual: la misma playa, el mismo mar, los mismos bares en invierno. Curro Jaramago sigue sonriendo a quien quiera mirarlo, con un palillo en la boca, sentado en su sillita de tijera al lado del río. Y Curro Jaramago es inasequible al desaliento porque, después de todo, no es más que una estatua de bronce. Las rutinas del expatriado, a veces placenteras y otras asfixiantes. Es verdad, dejé de escribir cartas hace ya tiempo. Bebo menos, leo menos. Duermo más. Me duelen más los huesos; el caso -supongo- es cambiar unos dolores por otros, pero algo tiene que doler. Si publico, es porque algo me tiene que doler, porque aún no he aprendido a ser como Curro Jaramago. Estoy en ello.